jueves, 5 de julio de 2018

ROCÍO GUERRERO / NUNCA PODRÁN LLEGAR HASTA ALLÍ


  •  En la reciente exposición colectiva realizada en su estudio de Fuente El Saz (Madrid), la madrileña GUERRERO nos sorprende con su cambio de repertorio en sus obras, tanto en su temática como en su gama cromática, tanto en su concepción estilística como en la texturización de sus espacios.   


  •  Esa inclinación por la senda del mundo del pop en su versión castiza es más aparente que una realidad definitoria, porque en su pintura son como escenas fantasmas y solitarias que nacen de una oscuridad que está a punto de engullirlas. Están desamparadas, indefensas en un campo despoblado. Pero ella las preserva para así jugar con nuestras certidumbres visuales y con el hecho de que esa precisión plástica se sostenga en una verosimilitud que, una vez asumida, se transforma en un sueño fluorescente.       


  •  No obstante, la negrura de fondo puede ser pesadilla, amenaza, admonición para una inocencia de brillante colorido, para un acontecimiento que entra dentro de lo percibido en un contexto festivo y lúdico, que ella lo concibe como la secuencia de una visión pictórica que rezuma todo un encanto inicial. Y también un misterio que no desvela y que deja al tiempo encargado de terminarlo. Un cuadro nunca se detiene (José Saborit).

  
No basta el misterio oscuro de una mirada.
(Vicente Aleixandre)

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