lunes, 30 de julio de 2018

DONNA MCLEAN (1963) / HABRÁ QUE CAMBIAR LAS CERRADURAS


  •  La intriga se oculta tras estos rostros o espacios oscuros. Porque la fisonomía pictórica parece estar desmayada, eximida de ir más allá, a la vista de que lo que revela es suficiente para dar lugar a la interacción de la mirada del observador.   


  • Por eso es inevitable que la inquietud se traslade a nuestra esfera, al ámbito de nuestra visión, al sentido de un conocimiento que se ve traspasado por el misterio de un hacer plástico que engrana virtuosismo y configuración existencial. 


  •  Ante la obra de MCLEAN estamos inmersos en unas vivencias que rechazan la mera oportunidad de ver, exigen más bien que la confluencia toque otros estratos, otros sentimientos, el vaivén de nuevos avatares.

Yo sé que todo esto tienen un nombre: existirse.

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