sábado, 2 de junio de 2018

ZHU JINGYI (1975) / LA TINTA NO SE ESCABULLE


  •  El arte construye siempre una visión y se convierte así en un instrumento de sensibilidad, conocimiento y expresión. El chino JINGYI lo ha entendido así, y también lo de que la verdad plástica -tan denostada- no es algo eterno, sino que se hace historia en la obra de arte.  


  •  Sus tintas son tanto fruto de la influencia y respeto a la tradición como una oda innovadora al presente, dejando atrás lo que afirmaba Heidegger respecto a que la forma es un límite al que no debía reducirse la obra de arte, pues de lo contrario perdería ese histórico de la verdad propio de ella. 


  •  No se constata que la forma esté sujeta a impedimentos y demarcaciones, más bien diría que a su contrario, a la infinitud de redes, geodesias, exploraciones, complejos, sistemas, modelos, ubicaciones, geografías, cosmos. Él configura de esta manera tales extensiones consustanciales a un panteísmo artístico. 

Todo es sangre o amor o latido o existencia,
todo soy yo que siento cómo el mundo se calla
y cómo así me duelen el sollozo o la tierra.
(Vicente Aleixandre)

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