jueves, 7 de junio de 2018

EVAN PENNY (1953) / NO OS COMPADEZCAIS


  •  Estas esculturas hiperrealistas siempre evocan un olor de difuntos, un perfume biográfico sobre lo que fueron y malos augurios sobre lo que al final serán. Se advierten en ellas un masoquismo existencialista que pide borrarlas del escenario de la vida.  


  •  Pero el canadiense nacido en Sudáfrica, PENNY, se obstina en enfrentarnos a las mismas con idéntica fruición del vampiro que no es capaz de cazar y chupar sangre. Son otros los que están señalados, aunque, sin embargo, podemos ser nosotros si no hay otras vías de escape. 


  •  Tal propuesta de reflexión es en el fondo una comunión del arte con el aniquilamiento, del cual no somos conscientes por quedar hechizados y eternizados en un retrato que dentro de un tiempo ya será de un desconocido. 

Soledad, soledad, calvero, mundo,
realidad viva donde el plomo es frío;
no, ya no quema el fuego que en las ingles
aquel remoto mar dejó al marcharse.
(Vicente Aleixandre)

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