- Estos muñecos, ya sean pintados o esculpidos, tienen vivencias que su creador, el japonés KATO, les ha traspasado, acentuando así la fusión plástica entre la ilusión y la vida, y calibrando sus posibilidades de personajes en cuerpo y alma.
- El gran secreto del artista es dotarle de luz, pátina y exotismo a través de una articulación vital y significativa. Son y no son infantiles, saben más de lo que aparentan y nos miran porque poseen la clave de la atracción a la que estamos sujetos.
- Por consiguiente, independientemente del etiquetado de su origen, se manifiestan con todo el encanto del mundo y como una realidad en constante diálogo con la mirada que se desliza sobre su metamorfosis.
Mas toda sensación es una fantasía.
(Fernando Pessoa)
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