domingo, 11 de marzo de 2018

ÁNGEL HERNÁNDEZ LAFUENTE (1958) / ME ARRASTRAN EN SU VIAJE


  •  El cubano HERNÁNDEZ posee la destreza de un artesano y la impronta de un artista. Por eso, sus piezas, desde un poso inicial funcional e instrumental, adquieren en una segunda fase la factura de una plasticidad que se nutre de culturas anteriores.  


  •  Antiguamente la cerámica era muy utilizada en toda clase de usos, lo que ha determinado evolutivamente que esas fuentes hayan evidenciado un potencial enorme que llega hasta hoy. El artista así lo pone de manifiesto y le tributa su reconocimiento, moldeándola y envejeciéndola conforme a un imaginario que transmuta la visión y propone así una conjunción de expresiones.   


  •  Para el receptor es una ocasión de comprobar táctil y visivamente un quehacer elaborado, una confluencia de signos, caligrafías, inscripciones, grietas, formas, cromatismos, ideas, que en su conjunto conforman avatares, objetos, interrogaciones y un caudal creativo de viva presencia. 


  •  En tal sentido, hemos de apreciar esta producción como prueba de hasta donde puede llegar la resolución artística cuando una concepción basada en la experimentación e investigación está confabulada con un pensamiento estético lúcido y sensible.



 
Nada conozco que sea al mismo tiempo tan falso y significativo como aquel dicho de Leonardo da Vinci de que no se puede amar u odiar nada sino después de haberlo comprendido.
(Fernando Pessoa)

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