domingo, 3 de noviembre de 2019

RUDOLF SCHLICHTER (1890-1955) / NO HAY FONDO


  •  Parece que sólo los alemanes -en especial algunos como SCHLICHTER-, y únicamente en un período determinado del siglo XX, tienen la clave de visualizarnos desde un pozo muy profundo y sacarnos a flote tan desdeñables en nuestra compostura y morfología. 


  •  Su hábil disposición óptica y realista es todo un recital de un ser humano que nunca ha llegado a pensar o reflexionar desde que nació -tal como pasa en nuestro país de burros y sol-, y se deja llevar por los vaivenes informes de una fortuna y un contexto histórico y social que camina por los bordes de la catatonia.  


  •  En su obra la clarividencia y una visceralidad que configura un discurso efímero de la existencia dan paso a una mirada responsable de que la exhibición tenga lugar en los escenarios añejos de la pasión y la sangre.  

No me culpes
por sujetar los sentidos
a cada pedazo de piel 
de los siglos.

(Odalys Hernández)

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