martes, 29 de agosto de 2017

PABLO SCHUGURENSKY (1954) / NO ME QUEDO EL RETRATO


  •  Decía Read que la cara de un hombre -incluso la de un rinoceronte- no es más que una película sobre la cual la experiencia interior ha grabado ciertos signos. Y Bernard Noël señalaba que la mirada hace de lo visible su lugar de signos.


  •    El argentino Pablo recurre al retrato para que la mentira de la ilusión sea más real. Al darle la vuelta a la imagen la encanalla más y la hace así más real. El oficio tiene para él esa vibración e impacto en que la obra fusiona visión y emoción. 


  •  Se le puede llamar realismo a lo que realiza si con ello queremos una denominación que nos socorra, pero lo que viene a los ojos, al margen de su depurada maquinación plástica, es una meditación que pasa por detrás de la mirada.  

Sólo trae cervezas, saliva y ganas.
Tenemos cuentas pendientes.
(Patricia Benito)

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