LIU XIAODONG (1963) / ¿AHORA SOMOS ASÍ?

•  El chino XIAODONG, además de su tonalidad crítica, imprime a su pintura una acidez que está entre lo clarividente y lo decepcionante. Se infiere de la implacabilidad de las claves figurativas y cromáticas en su retrato de la China actual.

•  En esos protagonistas escépticos, desorientados, encerrados en ámbitos de resignación e incapacidad de atisbar el futuro, cuecen los rescoldos de una historia que no fue como la contaron y todavía siguen contando. 

•  Y así se buscan y existencializan su vida, carecen de mitos y relatos, sólo quieren refugios donde confiarse unos a otros la nada. Incluso el artista no tiene reparos en plasmar cierta brutalidad en esos jóvenes desnudos que se aferran a sí mismos. De tal modo queda expresada una condición humana en cenizas. 

 El odio es más extraño que lo que crees; su conducta es inexplicable como la quebrada apariencia de un bastón sumergido en el agua.
(Los Cantos de Maldoror)

PATRICIA PICCININI (1965) / CURIOSAMENTE SON AUTÉNTICOS

•  Toda experiencia, y más la estética, contiene agentes de búsqueda que han de superar lo infranqueable en un impulso hacia delante, siempre hacia horizontes que de vez en cuando echan ojeadas hacia lo dejado atrás.

•  La australiana PICCININI, conocedora de lo que puede aportar la ingeniería genética, la ciencia, la tecnología y sus aplicaciones, en ese hacia adelante, nos reta a romper estrepitosamente con nuestros hábitos de visión y sumergirnos en un futuro visionario con seres híbridos, orgánicos y antítesis de nuestros parámetros de beldad.  

•  Los procesos desarrollados para acometer tal empresa son complejos, de ideas muy elaboradas, creados con una sensibilidad cruda, un simbolismo que borra una realidad para generar otra, una naturaleza tan pacífica como ilusamente monstruosa.

Una maligna víbora devoró mi verga y ha tomado su lugar: la muy infame me ha hecho eunuco.

(Los Cantos de Maldoror)

LI DONGDING (1954) / ¿QUÉ HA CAMBIADO?

•  Ante estas pinturas nos sentimos oportunamente lejos y al mismo tiempo estamos tan cerca que casi las tocamos y podemos establecer un diálogo con tales humanos. Estamos en China, en un territorio del que aún no sabemos prácticamente nada. 

•  Este artista chino, DONGDING, sabe obtener de su idea plástica un corolario de imágenes en que el conjunto espacio-tiempo está perfectamente ajustado y quedando patente la fuerza de estos seres sobreviviendo en su desamparo, víctimas de una lucha que nunca les dio tregua. 

•  Es un realismo trágico que ya no impresiona y se aprecia demasiado por ser descaradamente explícito y no aparece encadenado a una serie de secuencias de orden conceptual y minimalista que ensayase un artificio de dolor y muerte en una campana. 

La risa, el mal, el orgullo, la locura, irán apareciendo, uno tras otros, entre la sensibilidad y el amor por la justicia, y servirán de ejemplo a la estupefacción humana: todos se reconocerán en ellos, no como debieron ser sino como son.

(Los Cantos de Maldoror)

LUO WENYONG (1974) / MIRES DONDE MIRES LO VERÁS

•  Nos hemos acostumbrado a ver una pintura china muy alejada de los patrones plásticos del realismo, como si éste ya no dijese nada digno de contemplarse y descubrirse. Pero a pesar de todo no ha muerto ni siquiera de elocuencia y realidad. 

• La obra del chino WENYONG está ahí para demostrarlo y más que eso, para reflejar un país entre el pasado y el presente, entre la subsistencia y la modernidad. Sus mujeres, tan bien plasmadas, tan viejas, cargan con un peso histórico, y las jóvenes quedan encerradas en un pensamiento entre lo simbólico y lo soñador.   

•  Es una creación sin una conceptualización rebuscada, sin un discurso estructurado en alardes ideológicos vacuos, mas con un claro dominio auténtico del esteticismo, con una conexión rítmica entre todos los elementos constituyentes: línea con línea, color con color, espacio con espacio, iluminación con luces y sombras. 

Si, al menos, hubiera rodeado con su alma el inocente seno de una virgen. Ella habría sido digna de él y la degradación hubiera sido menor.

(Los Cantos de Maldoror)

KERRY JAMES MARSHALL (1955) / NO SE CONFUNDAN CON LO NEGRO

•  El mundo estadounidense MARSHALL es racial y estéticamente negro, ésa es la base de su ideario y quehacer, y también de una concepción que se funda en una reflexión sostenida sobre qué expresa el arte para la gente afroamericana.

•  El encuentro con lo que tenía que hacer era simplemente mirar alrededor,  reflejar donde transcurría su vida y cómo ésta había de insertarse en su obra sin estar mediatizada por estereotipos que la adulterasen.  

•  Por lo tanto, el fenómeno tenía forzosamente que ocurrir porque toda conclusión es un despertar y todo despertar establece algo, como esa creación llena de júbilo cromático y esa magia repentina que nos proporciona la antítesis del tópico de lo conocido.    

¿Sabíais que el Creador....se emborrachaba? ¡ Piedad para ese labio mancillado en las copas de la orgía!

(Los Cantos de Maldoror)

CLIFFORD POSSUM TJAPALTJARRI (1932-2002) / AL DORMIR, CREO

•  Ya han pasado por este blog grandes artistas aborígenes australianos que, de repente, han concitado la atención mundial del mercado del arte. Y la verdad es que no con muy buenas intenciones. POSSUM es otro de ellos, artífice de una concepción ancestral y estilística que tiene su origen en el principio de los tiempos.    

•  No tengo otra forma de enfocar su obra, como la del resto, como una protección y al mismo tiempo conjuro ante un destino abocado a la extinción. Sus rasgos cósmicos, astrales, de una caligrafía tan puntuada cromáticamente nos hacen pensar en una contemplación animista y hasta metafísica de un confín remoto y virgen. 

•  Su descubrimiento implica el factor desfavorable de banalizar su trascendencia como una novedad más del mercado, cuando está por encima de un mercadeo de lo insustancial y efímero. En realidad se trata de una producción impecable de resonancias míticas a la que no le hace falta impostación y cuantía.    

 Su voz de condenado se extiende hasta las más lejanas capas del espacio; y, cuando su espantoso aullido penetra en el corazón humano, éste preferiría, dicen, tener por madre a la muerte que por hijo al remordimiento.
(Los Cantos de Maldoror)

EMILY KANE KNGWARREYE (1910-1996) / NO PUEDEN NEGARNOS NUETRO LUGAR

•  Estas obras producto del quehacer de una artista aborigen australiana, KNGWARRAYE, que empezó a pintar a los ochenta años, nos dejan asombrados, por cuanto descabeza mitos contemporáneos y erige otros incatalogables.  

•  Son fruto del conjuro y la creencia, de una dimensión milenaria, de una depuración que con los siglos ha venido encarnándose como un prodigio de raíces profundas.

•  Así es como estas plasmaciones de recio vigor cromático tiene un alcance religioso, animista, por un lado, y, por otro, una materialización planetaria, cósmica, en la que se encierra todo un acervo cultural y sincrético. 

¡Qué me importa el juicio final! Mi razón no me abandona nunca, como os he dicho antes para engañarnos.

(Los Cantos de Maldoror)