- La pintura periférica y sus grandes relatos han descubierto su ser y su razón de ser para calar en la mirada y en la conciencia, pero sin perder la frescura plástica que le es propia con el signo y el significado que constituyan su esencia.
- El congolés SAMBA rescata una forma de contemplar la identidad estilística africana y el mensaje que se erige en luz y color, que es la visión que tienen de sí mismos y de su cultura, de sus derrotas, muchas, y de sus victorias, pocas. No cae en una deriva simplona sino que tiene un pathos evocador y auténtico indiscutible.
- No es una representación en la que se disfrute de una nueva geología pictórica, sino una estrategia que haga del arte de un determinado contexto político, social y económico, una suerte de elección y entendimiento.
(María Zambrano)
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