- La peruana TSUCHIYA no puede esconder, ni tuvo intención de hacerlo, sus raíces culturales y étnicas. Al contrario, su pintura es un manifiesto sincrético y actual de las manifestaciones artísticas de civilizaciones que le dieron sus rasgos estilísticos para que ella pudiera interpretarlos y plasmarlos con otra singularidad.
- Concreta una plástica cosmovisiva que trasluce enigma y condición de la belleza, creencia y simbolismo, perfección y fantasía. Estas obras alcanzan así una configuración casi sagrada, casi mítica y reveladora. El tiempo se expande y el espacio queda fraguado dentro de una transparencia eterna.
- Es una creación de luces amortiguadas, brumosas, que calan hondo, que sueñan casi en vivo, que flotan y se exhiben con armonía, con un sosegado lenguaje de colores vírgenes que sonorizan una epifanía en la que hay el principio de un mundo y el final de otro.
No son una por cierto, sino cien;
Que el arte de morir es cosa dura:
Se ensaya mucho y no se aprende bien.
(Alfonsina Storni)
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