lunes, 1 de agosto de 2016

JACOB COLLINS (1964) / MIS PERSONAJES NO TENÍAN UN MÍSERO RETRATO

  •  Nos inclinamos por un rechazo a la idealización para volvernos carne y acabamos en espíritu, pero además sintiéndonos vida e historia de un personaje que duda del futuro porque continúa sin él.
  •  Algunos pensarán que estos retratos del norteamericano COLLINS no tienen sitio ni sentido en el arte actual, aunque muchos de los adeptos a los planteamientos del estrepitoso presente tengan menos validez y consistencia que ellos.  No saben lo que el arte ni lo sabrán nunca.
  •  Por consiguiente, este regreso a la práctica artista renacentista y clásica, cuando no pierde esa resolución palpitante, prodigiosa y tangible, reúne la sabiduría y el  valor plásticos inolvidables e intemporales. Nazcan donde nazcan y estén donde estén, son memoria y emoción para la mirada.   

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