martes, 16 de julio de 2019

ULA DZWONIK (1973) / NO DARÉ SUS NOMBRES


  •  El origen de muchas criaturas que nos sirven ansiosamente, al contemplarlas, de chivo expiatorio se debe a la necesidad de una reconstrucción de un imaginario sobre el terror falaz de nuestros principios.    


  •  Quizás la polaca DZWONIK no quería ir tan lejos, pero lo cierto es que sus pensamientos invirtieron el orden supuesto de la formulación plástica y se rigieron por una conspiración creativa, llamada a fundamentar un discurso resuelto con la práctica de un juego de color, cuerpos, espacios y luces.   


  •  Su obra, por tanto, gravita en un cosmos que está tan rabiosamente fracturado como el nuestro, aunque en su caso confían -ella también- en su propia concepción expresiva para salvarse de una  condición determinante condenada a un suburbio sin luces. 

He aquí las aguas de lo hablado
Las musitaciones del filósofo en vuelo
Los gritos del hada en la caverna
De la boca magnética

(David Huerta)

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