La constante indagación en las estatuarias precedentes y milenarias dan lugar a un conocimiento de lo que podría ser su traslación y conversión actual en función de una ejecución material y polisémica.
Eso es lo que ha hecho el francés LE BESCOND, a través de sus esculturas de bronce, que enmarcan llenos y vacíos, verticales y horizontales, solidez y fragilidad, fuerza y geometría. Ídolos de dos o más caras recortadas y lanzando miradas de tiempo ensimismado. Efigies que salen de su tronco en silencio y nada más que son portadoras de un umbral.
La recuperación de tal mitología siempre ha estado presente en la escena del arte contemporáneo, pues es una visión que siempre produce en el espectador una reflexión sobre sí mismo y su propia historia.
Sin una parte de todas partes en la dispersión de las magnitudes, dis-santificado, dis-asentado, dis-encajado. (Paul Celan)
Son obras de Alfonso Huppi, André Rojter, Dmitri Prigov, Hann Darboden, Heinz Gappmayr, John Giorno, Jurij Albert, Les Levine, William Crutchfield y Vladimir Mironenko.
Son fenómenos de la luz que han quedado las perversas miradas de nuestros ojos.
COLE, como afroamericano, ha de ingienárselas para asentar una obra que fundiese referencias étnicas, religiosas y una visión del ideario consumista actual, utilizado como trampolín de extracción de significados en la ensamblada estética fabricada.
Su capacidad salta de agudeza en agudeza, de parodia en parodia, de burla en burla. Aunque en ocasiones cae en su propia trampa, pues lo que es en principio una significación transgresora acaba siendo una ligereza de discurso montado sobre lo decorativo.
Quizás el equivocado sea yo y estas esculturas constituyan el preludio del futuro pospandémico, lo cual es muy probable, y en cuyo caso solamente me resta felicitar al ramo de la zapatería.
Angulosa estirpe de rostro torcido, con claro leño espiada. Rastrándose llega a través de polvo del rey. (Paul Celan)
Al cubano GATA, cuando sueña, los fantasmas no le dejan en paz, no tiene más remedio que despertarse y ofrecerles espacio plástico en su mente y en la superficie. Tienen ojos de locos o vidriosos o de pena, según sean los suyos.
Su práctica va más allá de la caricatura y de la bufonada, pues lo que trata de percibir, según va ejecutando cada obra, es la contradicción de un paradigma que siempre ha malgastado el tiempo en dictar tiempos y normas.
Para él el juego, tanto en su figuración como en su significación, está antes que todo, porque solamente así la consecución de los significados clave es posible. No se adentra en profundidades cavernosas, simplemente plasma la sensación como víctima y verdugo.
Ve, ve. Recorre lo más efímero en ti, lo letal, duradero. (Paul Celan)
Son obras de Sara Crowner, Mai-ThuPerret, Giovanni Anselmo, Andre Cadere y Mikey Kelley. Nos deslumbran con una hermética clarividencia visionaria que cuesta percibir y sonsacar.
Son obras de Sara Ekstrom, John Chervinsky, Jeff Kellar y Joanne Lefrak respectivamente. Tendrán que empeñarse en captar la sublimación de sus claves y no despeñarse ante el abismo.