- Estos paisajes pintados tratan de invocar la mística de lo infinito, de lo abierto e ilimitado, de un credo que provoque que el mirar sea un acto de fe y de afirmación. Sus componentes plásticos están pensados para causar el salto hacia esos horizontes.
- No cabe duda que el americano BRAINARD sabe utilizar muy bien su talento y recursos de manera virtuosa en su propósito de definir muy concretamente la dirección de sus obras y el impacto en la mirada del espectador.
- En el fondo son silencios cargados de una visualidad ofrendada, en el borde de una liturgia en la que el cosmos sea la aspiración a una forma de compartir la divinidad, de traspasar los umbrales de una realidad que no satisface al hombre ni al arte.
Habla o amanece.
Todos te escuchamos.
Contigo naciendo....
¡Oh luz de los nuevos
silencios!
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