martes, 18 de abril de 2017

EDWIN DICKINSON (1891-1978) / NO HAY QUE HABLAR TANTO DE ARTE, HAY QUE HACERLO

  •  Balthus me libera de añadir apuntes o añadidos tan precisos ante una obra, dada su experiencia y su singularidad, como la de conceptuar los retratos, no como documentos sociológicos, sino como trozos del alma, frágiles y sin embargo poderosos, por haber tenido la fuerza de permanecer vivos, aunque ocultos.  
  •  Por eso el estadounidense DICKINSON plantea a través del retrato y su figuración un modo de concebir una realidad con la que está relacionado y que le reclama un traslado hacia el campo de la plasticidad para seguir aprehendiendo el mundo desde otras vías.   
  •  Sus incisivos rostros reflejan una fe inexistente, la interrogación sobre ese extravío, las sombras que desprenden, la muerte que añoran. Esas facciones son las que sobresalen del espacio porque ya no les importa lo que hay en él, quieren ir hacia otro, pero ignoran la ruta y el nombre que lo hace posible. 

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