Decía el autor, el estadounidense MALINA, que la pintura cinética, así como el artista que la configura, refleja y traspone para el ojo y el cerebro de sus contemporáneos, aspectos escogidos del universo del hombre y de la naturaleza que sus sentidos le permiten percibir.
Claro es que en su caso, su obra se refiere a una cosmología basada en los efectos visuales, que es lo que hace que su ideario se haga patente en lo referente a una percepción que quiere abarcarlo todo, que a través de ella la mirada se transforme y sea otra.
Tinto en sangre el verdugo gana el pan. (Manolo Romero)
En el caso de la catalana DORDA el dinamismo expresionista de la pincelada se nutre de múltiples percepciones sensoriales, las cuales confluyen en una verdad muy honda a través de unos rasgos y unos colores que se conciben como la esencia de las calidades emocionales y formativas.
La tensión se enmarca en la visión, cruza todo el espacio de los cuerpos, se deforma, se desfigura, hasta ser más visiva, hasta que a las vísceras les llegue el momento de salir. Desprecio, abyección, tortura, tallan una madeja femenina del ser y del existir. Después una calma fría y silenciosa antes del morir.
La prole cristobita cuenta un chiste con gesto sordomudo y asombrado. Y el antípoda ríe dando brincos mientras aplauden los ornitorrincos. (Manolo Romero)
Son esculturas metamorfoseadas en autopsias metafóricamente humanas las que FERRENAVARRO construye. De esa forma deja al descubierto su aparente proceso de creación, que no es otro que el de deconstrucción, pero que al hacerlo de modo tan táctil parece que la materia es carne y huesos.
Y así es como mediante esta experimentación y procedimientos, desemboca en unos efectos estéticos que conducen a resultados tan dispares como inesperados. A los espectadores los deja pensando en sí mismos y en su condición de seres mutilados pero vivos.
Es peligroso, es extraño encontrarse bajo el caño de un bidet una piraña. Esta sátira alimaña cuando encoña hace daño. (Manolo Romero)
Las esculturas de la madrileña CAÑERO son en sí mismas preguntas para que cada espectador les dé la respuesta que quiera, pero lo que es destacable en este marco de significaciones es el que ella ha encontrado lo que buscaba, pues si no lo hubiese hecho, jamás, como dijo Sófocles, lo hubiera descubierto.
No obstante, ahorrándonos embrollos conceptuales, lo cierto es que parte del hecho de que su imaginación es más importante que el conocimiento (Alberto Einstein) y que no incurre en un cerebralismo mutilador, tal como advierte Laura Cameron.
Por lo tanto, nos ofrece unas creaciones que al mismo tiempo que teoremas, son imágenes de un universo que constantemente explora, se hace signo y desemboca en espacio visual que desentrañar, interrogar y participar como entorno que les da vida y realidad.
Bulla felina por los descampados, largos lamentos por los albañales, espíritus sonámbulos, corales de verdugos con lágrimas de ahorcados. (Manolo Romero)
Decía Picasso que un pintor no es más que un coleccionista, que colecciona lo que le gusta de los demás hecho por él mismo. Yo creo que es el caso de la zaragozana SAGARRA, cuya poética es el resumen de todo lo estético occidental y oriental que ha pasado por su vida, especialmente aquello que le ha dejado un hondo poso.
Es, y una vez se me olvidó el nombre del creador al hablar con ella, como un Anglada-Camarasa en lo que se refiere al ideario y ella misma en lo concerniente al hacer plástico, cuya dicción es derramar la frescura y calidez del color en todas sus obras, de las que él es el dueño y señor en todas sus capas y tonalidades. En ellas, además, se contempla como una luz obliga a las gamas cromáticas a iluminar todos los escenarios con una sensualidad que se ofrece al tacto y a la retina como lugares de placer y silencio.
¡Oh bovino frescor de cañavera! ¡Oh Cuba! ¡Oh curva de suspiro y barro! Iré a Santiago! (Federico García Lorca)
Los pensamientos del japonés IMAI quedaron grabados en capas, hilos, manchas, a modo de vegetaciones que iluminaran cambios y transformaciones. Un universo plástico que la mirada debe digerir y saber abarcar en cada uno de sus recodos.
Todo es espacio en estas obras, un medio agónico por excelencia, una zona privilegiada de tensiones y resonancias. Los grumos, densificaciones y la floresta cromática encierra el sistema de valores del artista, su exclusividad y estilo, su ansiedad y soledad, que sólo aceptan aquello que conocen y experimentan.
¡No haya cuartel! La muerte mana de vuestros ojos y agrupa flores grises en la orilla del cieno. (Federico García Lorca)
En las experimentaciones del madrileño RAMÍREZ el hallazgo es un pretexto para conformar una búsqueda de espacios, una áreas en las que ha sucedido algo dentro de un tiempo que estuviese regresando a la historia y se quedase pendiente de la resolución de la misma.
Sus imágenes reflejan diversos prontuarios dentro de una quietud que exige mirar con la misma disposición que nos sumamos a la indagación y la poesía. En todo caso su preescritura ya contiene los signos que luego devendrán símbolos de su hacer bajo la percepción de una realidad concreta, la suya, que no cesará en procurarle conocimiento y perspicacia para incitarnos a desentrañar esos misterios tan vivos.
No hay más que un millón de carpinteros que hacen ataúdes sin cruz. (Federico García Lorca)
Mirando estas esculturas del asturiano MIYARES creo estar ante una visiones anamórficas, aunque lo que tienen en común son sus ojos cerrados o buscando otras vías de escape, de huida hacia horizontes que no estén cerrados entre paredes. Libertad en su propia inmovilidad.
Su estilización morfológica los hace distintos, seres de otros hemisferios, abandonados y con sus nostalgias y afectos perdidos, aunque lo que se percibe dentro de ellos son secretos y sus esperanzas de ocultamiento en un mundo que no les va entender ni siquiera a pensar dentro de esa materia tan descargada de emociones.
Los niños en el arrabal rodeaban a un camello blanco que lloraba asustado porque al alba tendría que pasar sin remedio por el ojo de una aguja. (Federico García Lorca)
La cubana DELGADO recrea un mundo fantástico, un tanto literario, pero, por el contrario, muy centrado en la ideación de unas imágenes y de unos sucesos que impulsan una plástica onírica, de ficciones visuales donde la función del misterio es primordial.
El color, en el fondo, se hace dueño y señor del espacio y del tiempo hasta darle su propia vida. La artista se limita únicamente a dejar que salga y a que la imaginación sea lo primero y lo último. Así el deslumbramiento obliga a la mirada a cerciorarse que esa fantasía existe y no hay vuelta de hoja.
No es el infierno, es la calle. No es la muerte. Es la tienda de frutas. (Federico García Lorca)
En la obra de RUPERTO el paisaje cubano se ve bajo otras coordenadas. No cae en el estereotipo ni en los modelos al uso. Es una esencia depurada fruto de cómo él ha vivido su entorno, su mundo, la fragancia vital en que se ha desenvuelto.
Esa misión intuitiva, autodidacta, le marcó su trayectoria y su trabajo, el hacer desde distintas perspectivas, el color verde que tiñe los campos hasta que hacen florecer frutos, cielos, árboles, casas y personas. Estamos ante la maestría de un artista tropical y antillano, que ejercía su magisterio con la humildad de un artesano y con la convicción de un creador.
¡Amigo! Levántate para que oigas aullar al perro asirio. (Federico García Lorca)
El malacitano hace que sus figuras jueguen, vuelen y hablen en silencio. Quizás escuchó al cubano Tomás Sánchez cuando declara que le satisface la relación silenciosa entre el hombre y el medio. Pero además el artista nos deja adivinar lo mucho que no se ve pero que está ahí ocupando un diálogo en el espacio, el entorno.
Él entiende su obra como una herramienta para conocer su mundo, para comprometerse con la estética de esa realidad que le hace concebir sus creaciones como símbolos y situaciones que experimenta en el momento en que las vive en su época. Y así es como nacen dentro de ese trasfondo onírico que nos hace compartir y desear en la misma latitud del sueño.
Las estatuas sufren con los ojos por la oscuridad de los ataúdes, pero sufren mucho más por el agua que no desemboca. .....que no desemboca. (Federico García Lorca)
Yo, el cubano ZARZA, no necesito encontrar ni nuevos medios ni nuevas reglas para adentrarme o atravesar lo desconocido. Lo que verdaderamente me hace falta es subvertir lo establecido, variar las normas refrendadas, alterar la tradición, elegir.
Y lo hago con toda la virulencia del mundo a través de mis toros que enseñan dientes en el estómago y huesos sin sangre. Mi obra es visceral y repudia las convenciones con las que el hombre evidencia su derrota, su aceptación de la imposición y sus miembros derrengados. Por lo tanto, lo cierto es que al artista se le ve dentro de estas piezas, con la rabia desdentada después de dejarse las muelas en ellas.
Para Günther Förg, artista muy tajante y determinista, el arte abstracto es aquello que se ve y nada más. Pero Peter Koestenbaum nos lo explica de otra forma al comentar que la creatividad es embridar la universalidad y hacer que fluya a través de tus ojos a los espectadores.
Alain Arias-Misson va todavía más allá al considerar que el objetivo del arte no es un destilado enrarecido e intelectual, sino que es la vida más intensa, brillante. Lo cierto es que como afirma Carl Gustav Jung, la mente creativa juega con los objetos que ama.
El norteamericano VANCE, como buen amante, expande en círculos y en masas sus gruesos trazos como una sinfonía de color que busca el éxtasis y la meditación sobre un misterio constructivo y configurativo que se nos hace indefinible en la retina por la dimensión que nos incita a sumergirnos en la autenticidad del sortilegio plástico.
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes como recién salidas de un naufragio de sangre. (Federico García Lorca)