- No sirve de nada transfigurar, es un efecto ilusorio que no encuentro imperativo en mi pintura, pero la distorsión me ofrece esa reflexión que necesito, esa epifanía encarnada en mi pensamiento y después en mi expresión.
- Lo bueno de una creación como la de la belga PUISSANT es que no hay retractación posible, porque su imaginario ronda fulgores cromáticos que resaltan la condición de condenado y cautivo del mundo que traza.
- Lo llamen o no expresionismo, su plástica es una carga explosiva que estalla con la más soñadora crueldad, disipando quimeras y fantasías que encubren una realidad que se ha venido abajo.
Es la sordidez monótona de sus vidas, igual en su apariencia a la mía, es la conciencia íntima de que son mis semejantes, lo que me viste con el traje de rayas del presidiario, me da la celda del recluso y me convierte en apócrifo y mendigo.
(Fernando Pessoa)
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