martes, 11 de julio de 2017

ERIK DIETMAN (1937) / NO DEJEN ENTRAR


  •  Qué realidad más firme a la que aprehender que estas esculturas que se ríen de la insegura existencia, de la angustia cósmica, del ser y no ser, del morir y reencarnarse, de la oración reiterativa y del vivir sin dormir.    


  •  Para el sueco DIETMAN lo que decía Parménides no le afectaba, pues él hace posible lo que no lo es y hace también pensable lo que hasta hacía poco era impensable. Bien es verdad que también había un deseo de dejar estupefacto al contemplador.


  •  Y lo consigue pues sus instalaciones y obras escultóricas nos ponen ante el pensamiento grotesco de nuestras pesadillas mortales, les imprime una solemnidad conjurada y nos las deja para que soñemos con ellas a partir de otras realidades de ultratumba. Gracias por la broma.   

Vencidos que no han muerto, que no han tenido la discreción de morirse, supervivientes.
(María Zambrano)

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