lunes, 21 de octubre de 2019

FRITS VAN DEN BERGHE (1883-1939) / YA ESTOY TRANQUILO


  •  Si eran tiempos tempestuosos, la pintura también habría de serlo, porque sus creadores estaban inmersos en ellos, incluso los padecían muy juntos, sin separarse, a fin de que los sombríos pensamientos de unos fuesen las sombras pictóricas de los otros.   


  •  Para el belga VAN DEN BERGHE la obra era la conclusión de un itinerario de caída, el color sufriente de una humanidad manchada por la rabia de ese batacazo que, en su pintura, adquiría los tintes de una fealdad violenta.   


  •  Para él, también, el marco de actuación de actuación plástico era hacerlo conciliar con su negación, con el presentimiento oscuro de haberlo concebido y engendrado en aras y manifestación de un instinto destructor, cuya pigmentación era plasmar un fuego impío sobre la tierra. 

Voy palpando al hombre
que no existe.

(Odalys Hernández)

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