Es innegable que la fuerza del color y de la luz para un artista es un nexo existencial en el que sintetizan los átomos de la vida, y ese genuino hacer que acaba irrumpiendo en el espacio para dotarle de una concatenación sonora de claves para la mirada.
El onubense CORPA crea y recrea según ese ideario, al que su construcción pictórica le confiere una gama elocuente de nebulosas, fragmentos galácticos, brumas etéreas que transitan por una infinidad, que queda en suspenso en un momento dado a fin de que podamos atisbarlas.
Obras que continúan, en estilo y configuración, ofreciéndonos una esperanza en la mirada, un estallido plástico del tiempo que aún permanece, del silencio audible que todavía persigue sin rendirse esa realidad detenida y perpleja.
La línea acaricia siempre al principio pero no al final. (Tomás Martínez)
¿Cómo se les ha ocurrido enterrar a la corte de los milagros? Menos mal que el francés KERAMSI se ha dado cuenta y les ha dado una vida nueva después de exhumarlos y reconstruirlos.
En el contexto actual, cultural e histórico, ¿esta obra escultórica está más constituida por necesidades o por posibilidades? Quizás sea asunto de ambas, dada su catadura y envergadura. Lo cierto es que la forma y la materia les imprimen impiedad a unos cuerpos que ya han dejado de suspirar.
Se quedan quietos pensando en sí mismos, porque además no saben donde ir ahora que han vuelto. Y al espectador no pueden preguntarle, ya que su mirada está absorta en la condición de trascendencia que revelan.
Me adentro en la parte de la voz que pide sed, y seco me despierto entre los muertos, frío como la piedra a la orilla del río y sin pedir la vez. (Tomás Martínez)
Las tonalidades en la pintura del andaluz GUIRADO son fluidas, móviles, líquidas, esponjosas. Si quieres tocarlas se repliegan porque son frágiles, pero al mismo tiempo se reproducen y quieren ocupar el espacio tras los límites.
Sus formas son volubles, livianas, se reflejan como si fueran prodigios cristalinos, apariciones infinitas, significaciones de unas pasiones cromáticas realimentándose de su propio poder creativo. Que haya una figuración que late dentro es la necesidad de encomendarse a distintos azares.
Su pintura obtuvo más resonancia en el exterior que en el interior, quizás debido a la multitud de ondas astrales que compaginaba con una irradiación entendida entonces como una sustancia extraña por estos pagos.
La mentira de la vida fingiendo mi verdad entre las horas solas y oscuras de largas noches de soledad. (Tomás Martínez)
Los microcosmos artísticos y plásticos guardan un interior que forma parte de un universo ilimitado que se mantiene incólume a pesar de haber sido objeto de todo tipo de agresiones. En ese lugar recóndito bullen pluralidades que son la esencia de la creación postulada por el arte.
Aunque la norteamericana BOVE se haya adentrado dentro de esas entrañas, únicamente le ha interesado la pulsación de la materia en un primer momento y su apareamiento final en el segundo y último.
Así logra que los entramados formales construidos devengan la visión de la culminación de un ente que, con sus distintas y coloreadas pieles, atraiga e implique en el enigma de su ensamblamiento a los ensimismados espectadores.
La verdad se ve en la piel como el tiempo susurrando junto a ella. (Tomás Martínez)
La ruptura con el pasado, decidida y operada en la conciencia creadora, no basta para garantizar la novedad radical de las producciones, máxime cuando los artistas son muy conscientes de que nunca podrá ser radical.
En lo referente a la obra de la serbia PERKOVIC queda así puesto de manifiesto, si bien su trabajo está condicionado por otros factores distintos, que son consecuencia de otra época y otro contexto cultural, social e histórico.
Con lo cual, el acento recae en la formulación de otro ambiente y de su inserción en una interpretación mundo, especialmente en el ámbito religioso, que no disfraza la crueldad, la ferocidad y hasta lo monstruoso. La belleza es fealdad en su versión plástica más reveladora e impactante.
Que la poesía termine haciéndome llorar. Y que el silencio... que el silencio siempre se niegue a hablar. (Tomás Martínez)
El poderío cromático, las texturas magulladas, las tonalidades son los medios que hacen posible unas figuras fantasmales en búsqueda de sus víctimas, cual pesadillas siniestras que gozan en la oscuridad luciendo su encarnadura.
Para el francés Ferrand, las fisonomías constituyen una revelación que le da acceso a explorar nuevas formas, diversas expresiones, continuando una línea plástica que se remonta al barroco y no tiene meta de llegada.
Aunque su obra tenga el magnetismo del repudio, la fuerza con la que está dotada nos sumerge en un mundo visionario que no da tregua, que se afirma con seguridad y tiende a infundir más que a dar respuesta alguna.
El mago del averno ya está dentro. (Tomás Martínez)
Por medio de la obra del francés PETIT desembarcamos en un continente desconocido, cuyos habitantes provistos de unos cuerpos esqueléticos, al vernos, detestan la ranciedad de nuestra mirada.
Son seres creados bajo presupuestos contrarios a las expectativas visuales ordinarias, siempre cargadas de demasiada razón, y el carácter de estas obras no es el ofrecer salvaciones ni devociones, simplemente radica en rendir tributo a unas morfologías que forman parte de la criminalidad de nuestro mundo.
Su estado es equívoco, pues si la materia que las ha llegado a conformar estaba viva, es gracias a la necesidad de ellas de resucitarla para que las constituyese, les procurase la realidad escénica y abrasadora con que ahora aparecen y existen.
Prendieron las hojas de mi pena entre caminos. Me alejé. Quiero morir, pero quiero estar vivo. (Tomás Martínez)